Si queremos quitarnos unos kilos debemos obligar a nuestro cuerpo a ponerse en marcha. Si llevamos una vida sedentaria es posible que no subamos de peso, pero tampoco bajaremos
Nos pasamos meses y meses siguiendo dietas estrictas, cuidamos al máximo cada alimento que ponemos en nuestros plato y, sin embargo, no vemos resultados. No logramos bajar de peso. Ni un gramo.
¿A qué se debe esto? Lo habitual es que vayamos al médico y que un nutricionista nos prescriba una dieta más ajustada de acuerdo a nuestras particularidades. No obstante, siempre vale la pena conocer a qué se debe este problema y cuáles son las pautas que deberíamos seguir.
Nuestro metabolismo puede cambiar a causa de muchos factores. Descúbrelos con nosotros.
¿Qué es el metabolismo?
Hemos oído hablar muchas veces del metabolismo, y de cómo éste nos determina a la hora de perder peso más o menos rápido. En ocasiones nos acostumbramos a usar términos sin conocer muy bien qué son en realidad.
Explicado de forma sencilla, te diremos que el metabolismo es un conjunto de reacciones químicas, mediante las cuales, liberamos energía y favorecemos el buen funcionamiento de las células de nuestro organismo.
Todos estos procesos se llevan a cabo mediante el catabolismo y el anabolismo, procesos esenciales que nos ayudan a conseguir todo esto:
- Respirar y obtener oxígeno para nuestras células.
- Potenciar la circulación sanguínea.
- Regular la temperatura corporal.
- Permitirnos digerir de forma adecuada los alimentos y nutrientes.
- Eliminar los desechos a través de la orina y de las heces.
Como puedes ver, se trata de un complejo mecanismo que incluye importantes procesos básicos para nuestro cuerpo y que, a su vez, implica también a numerosos órganos.
La metabolización es, en esencia, un complejo entramado de reacciones físico-químicas que van cambiando con el tiempo y que también pueden verse afectadas por causas externas.
Te damos más información seguidamente.
¿Por qué cambia nuestro metabolismo?
Cambios hormonales
Nuestro metabolismo va cambiando con los años. Si bien es cierto que el peso de la genética determina el que heredemos un metabolismo más activo o más lento, a medida que vamos madurando nuestra facilidad para perder peso se va haciendo más complicada.
¿A qué se debe?
- A medida que van pasando los años y llegamos, por ejemplo, a la menopausia, producimos menos estrógenos y progesterona. Todo ello va causando pequeños cambios.
- Se produce una ralentización de la tasa metabólica y disminución del metabolismo basal, es decir, necesitamos menos energía en el día a día, y todo exceso que el cuerpo no necesita se convierte en grasa almacenada.
- Además, también perdemos masa muscular, lo cual se convierte también en una bajada del ritmo metabólico.
El ejercicio físico
Es posible que llegues a casa cansada, que no pares en todo el día y que, sin embargo, toda esa actividad no se refleje en tu organismo.
- Debemos tener en cuenta que estar de pie, por ejemplo, no quema energías, ni tampoco caminar a paso normal. Nuestro corazón necesita “ponerse en marcha”, acelerarse a un ritmo adecuado (no muy elevado) pero sí constante.
- Estamos hablando de ejercicio aeróbico, ese que favorece nuestra salud cardíaca y que activa nuestro metabolismo.
- Llevar una vida sedentaria o de actividad moderada baja acostumbra el cuerpo a un nivel estable de energías donde podemos “no aumentar” de peso pero, sin embargo, no conseguiremos reducir esos kilos de más.
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La ingesta de determinados alimentos
Existen determinados alimentos que, ingeridos de forma regular, pueden ayudarnos a poner en funcionamiento nuestro metabolismo.
Ahora bien, si acostumbramos a nuestro organismo a un determinado tipo de componentes como, por ejemplo, azúcares, grasas saturadas, harinas refinadas, carnes rojas, alimentos procesados, etc. conseguiremos ralentizar todos esos procesos básicos a nivel celular de los que te hablábamos al inicio.
¿Cómo podemos activar de nuevo el metabolismo?
Cambios físicos, cambio de actitud
Has notado que tu cuerpo ha cambiado, que antes solías perder peso de forma fácil y que, ahora, los resultados no son los mismos pese a los esfuerzos:
- No te desanimes. Una baja motivación puede hacernos caer en la desesperanza y las emociones negativas acaban afectando a nuestra salud.
- Tómalo como un reto. Como una señal de que ahora hay que esforzarse un poco más, y que con esfuerzos hay resultados.
- Es importante que cuentes con apoyo de tu familia, de amigas y con la información de los médicos que te dirán a qué se debe que no puedas perder peso con más facilidad.
Alimentos que debes incluir en tu dieta
- No te saltes ningún desayuno, y empieza el día con un vaso de agua tibia con limón.
- Consume alcachofas.
- No te olvides de los alimentos ricos en omega 3 como pescados, nueces o aguacates.
- Toma infusiones de jengibre.
- Infusión de salvia.
- Té verde.
- Carne magra.
- Ensaladas de lentejas y brotes verdes.
- Peras.
- Manzanas.
- Pimientos picantes o chiles.
- Canela.
- Pomelos o toronjas.
- Naranjas.
- Kiwis.
- Papayas.
- Rábanos.
- Arroz integral.
- Yogur blanco natural.
Conoce las propiedades de la canela
Sí a los ejercicios aeróbicos
Es importante que dediques una hora al día a practicar ejercicios aérobicos. Si lo deseas, y para mantener ese pacto contigo misma y no dejarlo de un día para otro, puedes hacer este propósito en compañía de otras amigas.
Podéis, por ejemplo, quedar cada día para:
- Salir a andar por las mañanas
- Ir en bici
- Nadar
- Bailar…
Lo que tú desees, pero que te obligue a poner en funcionamiento tu corazón. ¡Verás qué bien te sientes y qué bien te ves después de unas semanas!
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